Lo más denigrante fue -que
al pasar personalmente por un lugar concurrido de Veracruz- era el papá quien
estaba con el niño, ambos completamente
ebrios.
¿A qué extremo hemos
llegado? Antes la mayoría de los
problemas familiares se debían a que el
padre de familia era alcohólico y al llegar ebrio a casa por las noches,
sin poder detener sus impulsos o pensar en sus acciones, cometía actos violentos contra la mujer y en
menor medida con los hijos. Pero ahora, con la cultura alcohólica que tenemos, nuevos problemas han surgido. Hubo un tiempo en que la mayoría de los
problemas familiares, eran causados por los hijos jóvenes que tenían las
familias (accidentes, problemas legales, daños a objetos
materiales, delincuencia, etc.) Pero que
no nos sorprenda cuando en las noticias salga que los niños ahora, cometen actos de violencia a causa del alcohol
ya que es lo que a este paso nos espera.
La mayoría de los
mexicanos no entendemos, que el consumir alcohol no es malo, donde recae el mal
acto es en el abuso que realizamos de este tipo de bebidas, ya que el alcohol
es el mejor amigo casi hermano de la violencia, una acción te lleva a la otra. Es
por eso que también ahora en nuestra época es muy común que las familias sufran
a causa del alcohol.
A pesar de lo
mencionado anteriormente todavía el índice de alcoholismo en la familia recae
en el padre, que esto es algo terrible ya que como cabeza de la
familia, es el ejemplo que se le da a los
hijos.
Aún peor, consumir alcohol no sólo puede dañar al consumidor y a seres queridos, si no también a todo
aquella persona con la que se establezca contacto muchas veces desconocidos, -que como el consumidor, también tienen su propio núcleo familiar- y pueden llegar a ser muy dañados a causa de una tercera persona y sobre todo de
el alcohol .
Otro ámbito que influye
mucho en México es el “machismo” que se
sigue viviendo en nuestras familias ya que en muchas de ellas el padre puede
hacer lo que se le venga en gana y nunca es cuestionado.
Menciona Typpo y
Hastings (1984) “que convivir con el alcoholismo en la familia es algo parecido
a soportar a un enorme y molesto elefante en la sala” Entonces yo les digo a
todos ustedes lectores, que si se encuentran con algún elefante en su sala ¡HABLEN
CON ÉL! Puede ser más fácil de lo que piensan, háganle saber que les interesa a
los demás miembros un mejor futuro para
la familia y sobre todo el bienestar.
Lo primero que no deben
hacer: es adaptarse a los cambios que están ocurriendo en la familia a causa del
alcohol, así como informarse sobre qué
se puede hacer con la persona que comienza a consumir alcohol de forma
excesiva y a que la ignoracncia muchas veces es el principal factor del que problema se salga de control.
Intenta Mantener
firmemente las costumbres y las normas para que no se vayan dejando y la familia pueda dejar de hacerse llamar tal y como es.
Pero sobre todo, toma en cuenta que el alcoholismo es una
enfermedad.
Por lo tanto: tenle paciencia, muéstrale tu preocupación,
compréndelo e insiste en el tratamiento si es necesario.
No se queden atrapados
en la botella ¡HAY SALIDA!
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